Cuando Stephen Gironda trabajaba como gerente de hotel en la década de 1980, no era raro que trabajara 50, 60, y hasta 70 horas a la semana. Peor aún, cuando estaba en el negocio de los restaurantes a veces hacía entre 80 y 100 horas por semana, y con un salario más bajo.
Pero a Gironda le apasionaba su trabajo, así que continuó haciendo horas extra sin quejarse. De todas maneras, era soltero…