Las video llamadas se expandieron y pasaron de ser una herramienta empresarial a una que se está usando para socializar, atender misas e incluso para citas amorosas.
Ahora bien, la comunicación es un trabajo complejo y arduo y el hecho que seamos buenos en ciertos contextos hace esto sea fácil de olvidar. En una conversación presencial para tener el mejor asidero del proceso de comunicación se están constantemente buscando los elementos que transmiten los cuerpos de los interlocutores. La atención consciente está en las palabras y sus significados, pero las capacidades perceptivas están captando el ambiente en su totalidad.
No existe ninguna duda que plataformas como Zoom, Meet o Teams son útiles, pero tanto tiempo dedicado a video llamadas tiene sus problemas. Se usa para conectar gente, pero se termina cansado. Genera la apariencia de una vida normal durante el confinamiento, pero hace aparecer las relaciones como irreales.
Todas las herramientas se parecen, hay que aprender a usarlas y debemos entender lo que ellas no pueden hacer, pero también conocer las limitaciones a la comunicación asociadas a la videoconferencia y desarrollar estrategias para superar algunas de ellas y aprender a vivir con el resto.
El problema primordial con la video llamada es que el cuerpo no está allí. Ello hace que el cerebro se sienta parcialmente frustrado ya que no puede aplicar su repertorio de habilidades perceptivas no conscientes. La video conferencia tiene además estrés físico asociado a posibles posturas poco favorables, tener que estar sentado relativamente inmóvil frente a una cámara y mirar fijamente una pantalla por largos trechos de tiempo. Es particularmente agotador cuando se pierde el hilo de una conversación y hay que reconectarse con la misma.
Cuando se interactua con otra persona a través de la pantalla, no se dispone en la conversación de las señales acostumbradas en la vida real, como el olor en la habitación o detalles de la visión periférica. Esa información adicional para el cerebro hace que tenga sentido lo que está ocurriendo. Sin ella, el cerebro debe trabajar mucha más y ello puedo colocar a la persona en una posición de desventaja. En video-entrevistas de trabajo se ha determinado que las personas tienden a obtener peores resultados que en las entrevistas presenciales.
A menos que alguien realice un esfuerzo particular, el contacto visual nunca es el mismo al que estamos acostumbrados. Si alguien hace el esfuerzo de mirar hacia la cámara, significa que no mira a los ojos. Bajo las circunstancias que exigen las video conferencias para muchos usuarios se genera una experiencia muy exigente en lo físico, en lo cognitivo y en lo emocional para tratar que el cerebro haga sentido de la comunicación.
El mayor esfuerzo requerido para ubicarse dentro de las video conferencias frecuentemente hace que las personas busquen atajos mentales y ello puede resultar en errores. En un estudio con médicos se detectó que con la video conferencia los asistentes tendían a concentrarse en el conferencista, mientras que los asistentes presenciales se focalizaban en la calidad de los argumentos del presentador. En otro estudio, los tribunales tendían a confiar menos y ser menos comprensivos en juicios con video conferencia. Los interesados tendían a mentir más y los jueces no detectaban fácilmente los testimonios falsos.
Los prejuicios también pueden traicionar a la persona. Una dilación corta en una respuesta puede llevar a la interpretación que la otra persona es poco amistosa. Un estudio demostró que cuando la calidad del video es baja, las personas eran mas cautelosas en su comunicación.
Las video conferencias también son emocionalmente agotadoras. Terapeutas que realizan sesiones por esta vía reportan preocupación ya que “pierden conexión” con sus pacientes. En otro estudio, alumnos obtenían peores resultados en exámenes orales, ya que tenían mayor ansiedad en las video conferencias que en el formato presencial. Esta angustia crecía cuando veían su imagen en la pantalla. Una peculiaridad de las video conferencias es que las personas se ven en un espejo y ello los hace más conscientes y menos seguros en sus interacciones. Se hace un mayor esfuerzo y también es más estresante.
*Presidente