A México no le va a ser fácil crear muchos empleos en 2013, y en el mejor de los casos serían unos 700,000, con lo que se mantendría el nivel del año pasado, advierte la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Pese a que existe una reforma laboral, que puede ser una ayuda para los empleadores, la generación de nuevas plazas dependerá del compromiso que los actores del mundo laboral asuman con el desarrollo del mercado interno, ante la sombra de la incertidumbre económica de Estados Unidos, la fragilidad de la zona euro y la desaceleración de China.
Además, los nuevos empleos llegarán si México fortalece sus cadenas productivas y define una política industrial con alcance regional e invierte en sectores estratégicos para el desarrollo económico, señaló en entrevista con EL FINANCIERO, Thomas Wissing, director de la Oficina de la OIT para México y Cuba.
«Invertir en el ámbito regional en industrias y en sectores que tienen potencial de crecimiento será importante, y no debe ser con la perspectiva tradicional de invertir en sectores de bajo costo y de mano de obra, sino de desarrollo tecnológico y empresarial, de mejor gestión de las empresas.»
Para la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS), la reforma laboral tendrá un impacto en el empleo hacia el tercer trimestre.
Al respecto, Wissing consideró que no es con el tiempo como se comprobarán las bondades de la reformada Ley Federal del Trabajo (LFT), sino que más bien se trata de que el nuevo marco laboral se articule con el resto de las políticas en beneficio del empleo.
«No va a ser un proceso rápido y los problemas del mercado laboral no se van a resolver en tres o seis meses, pero confío que en un plazo razonable haya resultados.»
Grandes proyectos
Y es que esto se debe ver en un contexto no sólo de la reforma laboral, sino de una norma articulada a otras políticas que incentiven la creación de empleo a través de inversiones, de articulación de pequeñas y medianas empresas (Pymes) con las inversiones de las grandes compañías, y de crear proyectos de desarrollo en los ámbitos regional y local.
Incluso, apuntó, la Cruzada Nacional Contra el Hambre debe ser parte de esa política articulada.
«La idea de esta Cruzada es que no sean sólo programas asistencialistas», sino planes que si bien son necesarios, sean articulados con programas laborales, a fin de resolver problemas de productividad y desempleo en el campo.
Dijo que la generación de puestos de trabajo también dependerá de cómo aplican las empresas las nuevas formas de contratación que la reforma laboral establece, así como de los nuevos proyectos de expansión empresarial y gubernamentales que se implementen durante el primer semestre, como pueden ser los relacionados con la infraestructura.
«Veremos qué tan rápido pueden salir los fondos para los grandes proyectos de infraestructura que se están vislumbrando, qué tan rápido se logran articular las cadenas productivas; eso depende tanto del gobierno como de los empresarios, y de cómo vean éstos las oportunidades de hacer negocios.»
Cabe recordar que el gobierno del presidente Enrique Peña Nieto se fijó la meta de crear 1 millón de empleos este año, de los cuales, al menos 300,000 serían generados a partir de la aplicación de la reformada LFT, el pasado 1 de diciembre.