Trabajar desde casa es el sueño de muchas personas, pero cuando algunos se ven sometidos a este cambio de manera repentina, pueden ver afectados su rendimiento, creatividad e, incluso, personalidad.
La Voz de América conversó con la psicóloga Tatiana Cornejo sobre los efectos más comunes en la psiquis de las personas que están viviendo esta situación y sobre consejos prácticos para intentar sobreponerlos.
–Este cambio repentino de una rutina de trabajo en oficina a pasar a hacerlo desde casa, ¿podría representar un reto o causar algún tipo de conflicto psicológico que pueda poner en riesgo el rendimiento laboral de las personas?
–Claro, definitivamente. Hay tres factores que me gustaría mencionar del porqué la cuarentena se vuelve una predisponente para que estos impactos negativos se puedan dar.
El primero de ellos es que la cuarentena que estamos viviendo no es una cuarentena normal, es una cuarentena que -por lo menos nuestras generaciones- no estaban acostumbradas a vivirlas, y que si bien es cierto que eventualmente vamos a poder incorporarnos, no tenemos claro cómo o cuándo va a ser ese momento. Entonces, esto genera una sensación de ansiedad, incertidumbre, temor y preocupación.
El segundo factor que también predispone a estos impactos negativos son el darse en [espacios] muy reducidos. Apartamentos, estudios, casas en donde viven diez o más personas, y que muchas veces no son familiares. La convivencia puede ser realmente frustrante y compleja.
Y el tercer aspecto es que toda la información que estamos recibiendo en este momento gira alrededor de esta pandemia. No son noticias alentadoras y -aunque las autoridades están haciendo su mejor trabajo para no paralizar las ciudades de forma total y que nosotros podamos seguir siendo productivos- todavía no tenemos claro cómo va a ser el panorama a futuro.
-¿Y cómo se manifiesta en las personas esa presión?
– Tenemos depresión, ansiedad, ataques hipocondríacos e inestabilidad emocional; también se da el incremento del consumo de alcohol o de otras sustancias y ataques compulsivos obsesivos. Lo podemos ver en las personas que hacen compras desmedidas en los supermercados, incluso de artículos que no van a necesitar, entre otros aspectos.
–¿Y en el rendimiento laboral?
–Las personas que trabajamos desde casa y que no estamos acostumbradas, podemos vernos seriamente afectadas, sobre todo en nuestra productividad, debido a que podemos sentir que no tenemos todos los insumos a los que estamos acostumbrados para hacer nuestro trabajo, podemos sentirnos frustrados y, más que todo, limitados a poder hacerlo como estábamos acostumbrados.
–¿Hay otros cambios de actitud que podamos detectar?
–Bueno, digamos que lo podemos ver en diferentes tipos de comportamientos que van desde la alimentación y el cambio de nuestra jornada diaria. Hay personas que antes se levantaban a las seis de la mañana y ahora se levantan a las nueve o diez de la mañana.
Muchas de estas personas no tienen el hábito durante la cuarentena de bañarse, no se visten con ropa limpia. Entonces todo esto incrementa el nivel de insatisfacción.
Hay personas que asumen que la cuarentena es porque ellos están enfermos y no salen de sus camas durante todo el día, que lo pasan frente al televisor sobre estimulando su mente con información que gira en torno a la enfermedad, a la pandemia. Entonces entran a un estado cómodo, sin ser productivos, sin innovar, sin estar preparándose.
–¿Qué consejos prácticos podría compartir para evitar estos comportamientos o superarlos, en caso de que algunos ya los estén enfrentando?
– Primero, tener en cuenta que la cuarentena es preventiva. No es porque usted esté enfermo. Eso implica que tiene que tratar de mantener, aunque esté dentro de su casa, una rutina saludable que se apegue lo más posible a la que tenía antes. Es decir, tratar de mantener su hora de ir a la cama, levantase, comer y bañarse.
Segundo, tratar en la medida de lo posible de mantener un estilo de vida saludable, en cuanto a alimentación y ejercicio. Hay ciudades en donde la cuarentena no es tan estricta y las personas pueden todavía tener algún tipo de actividad al aire libre. Eso es importantísimo, no solamente porque respiramos aire nuevo y nos pone en contacto con la naturaleza, sino que vemos a otras personas que tratan de seguir con su vida normal.
Eso nos cambia la perspectiva porque en lugar de sentirnos mal por estar dentro de nuestras casas nos sentimos agradecidos porque no tenemos que estar en peor condición.
Tercero, es muy importante la alimentación. Está comprobado por múltiples estudios que los niveles de irritabilidad y los niveles de depresión están muy relacionados con la ingesta de azúcares y de carbohidratos.
Cuarto, crear una calendarización de actividades semanales, de lunes a viernes programar qué va hacer. Y, quinta recomendación, hacer una calendarización de actividades rotativas que involucren a todas las personas que están dentro de la casa, desde limpiar hasta cocinar u otras actividades.
Por último, La psicóloga recomienda retomar actividades recreativas o formativas como la lectura, fomentar habilidades como la escritura de un diario o blog. Pero, si vamos a leer algo, sugiere literatura de superación personal.