Para sorpresa de muchos (y disgusto de algunos), hay quien abandona un trabajo donde ha acumulado ascensos por comenzar una carrera que, en muchos casos, reporta una gratificación que poco tiene que ver con lo económico. ¿Pero hacerlo a los 40 no es un poco tarde? Nosotros respondemos: la experiencia dice que nunca es tarde si te mueve una verdadera pasión. Aquí tienes cinco perspectivas que deberías tener en cuenta por las que cambiar de profesión en la cuarentena podría ser una fantástica idea:
1. Sensación de que tomas el control. La toma de esa decisión trascendental te da una perspectiva de poder sobre tu propia vida. Nadie sabe mejor que tú lo que es bueno para tu vida, así que no dejes que sea otro el que incline definitivamente la balanza. Tomar el control de la situación sin dejarte llevar por la rutina te aportará un extra de confianza para poder afrontarlo.
2. ¿Estás recibiendo las recompensas adecuadas? Muchas personas permanecen en su zona de confort laboral simplemente porque le resulta incómodo moverse de donde están. Si el sueldo es bueno, las condiciones suficientes y aún tienes posibilidades de ascender, el conformismo a menudo gana la batalla. ¿Pero es esa remuneración la que realmente te motiva?
3. No ignores las señales. Si tu carrera se ha ralentizado, tus resultados ya no son tan buenos o las comisiones no parecen tan generosas como lo eran al principio, ¿todavía no eres consciente de que algo de que algo está pasando? No esperes a que las cosas se pongan realmente feas para actuar. Una retirada a tiempo es una victoria.
4. Impón tu valor en el resto del mundo. Trabajar un largo periodo de tiempo en una misma empresa y ejerciendo determinadas funciones siempre conlleva el riesgo de que quedas encasillado, como si fuera de ese entorno no pudieras jugar con habilidad tus bazas. Salir de ese clima te ayudará a encontrar nuevos valores y retos de los que eres capaz, mostrarlos a otras personas y ganar en confianza.
5. La sorpresa de lo nuevo. Iniciar un nuevo puesto o en una compañía diferente supone pulsar el botón de reset: situaciones y problemas, pero también retos y personas desconocidas entran a formar parte de tu día a día. Y aunque al principio puede resultar estresante, también es una etapa de ilusión y de grandes epecctativas.
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