En los últimos años, la penetración del teletrabajo en España no ha dejado de crecer, pero las cifras siguen lejos del promedio europeo. Así, según datos de Eurostat, en 2018, un 4,3% de la población activa española teletrabajaba, mientras que esa cifra se elevaba entonces hasta el 14% en los Países Bajos o hasta el 13,3% en Finlandia.
En números absolutos, ese mismo año, el Instituto Nacional de Estadística (INE) hablaba de 820.000 personas teletrabajando de forma habitual, es decir, más de la mitad de los días laborables y 620.000, de forma ocasional.
Por edad, también según Eurostat, el grupo que más teletrabajó fue el de 45 a 54 años (8,5%) y el que menos, el de 16 a 24 (1,8%).
Otro dato revelador sobre la implantación del teletrabajo en España lo aporta la UGT, solo el 3,24% de los acuerdos laborales firmados en los últimos 5 años aborda esta modalidad laboral. En la misma línea, la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos (ATA) afirma que solo un 20% de los 3,2 millones de autónomos españoles puede teletrabajar.
Además, según datos de la consultora de Recursos Humanos CEINSA en nuestro país, el ciclo económico ha impactado fuertemente en la evolución del teletrabajo. Así, si bien durante la crisis su penetración creció, con la recuperación económica (2014-2015) volvió a descender.
Las últimas cifras disponibles son de un estudio elaborado por Adecco en el cuarto trimestre de 2019, momento en el que, con un 7,9% sobre el total de ocupados, se alcanzó el máximo histórico de teletrabajo.
En este sentido, los incrementos más marcados se produjeron en Baleares (+2,5%) y en Cataluña (+2,1%). Sin embargo, con un 9,1% y un 9,3%, respectivamente, no son éstas las comunidades con una mayor penetración del teletrabajo. Galicia, con un 10,3%, y Extremadura, con un 10,2%, encabezan la lista. En el otro extremo se encuentran el País Vasco y Canarias con un 6,8% y 6%.
Aunque, como hemos visto, el teletrabajo creció en muchas de las comunidades autónomas, no sucedió lo mismo en todas, en Madrid y Asturias retrocedió un 0,3% y un 0,1%, respectivamente.
Dado que los beneficios del teletrabajo son bien conocidos – según datos de Opinno, reduce las bajas por ausentismo en un 60% y la rotación de empleados en un 20%, incrementa la productividad en un 56% y ahorra un 56% en desplazamientos -, resulta llamativa la lentitud con la que se está implantando en nuestro país.
«El motivo es que todavía quedan muchas compañías que no están preparadas para ofrecer esta modalidad a sus trabajadores. Las que lo tienen más complicado son las PYMES, ya que solo el 14% de ellas cuenta con planes de digitalización. Unos planes que, la mayoría, ni siquiera ha acabado de implantar», explica el CEO de Ceinsa.
Según esta consultora, ante una situación como la que vivimos, no es fácil poner en marcha el teletrabajo de forma improvisada. «Para empezar por las obvias dificultades tecnológicas. En este sentido, ya son diversas las empresas que están poniendo en marcha iniciativas para facilitar que profesionales, autónomos y otras compañías puedan teletrabajar. Pero la falta de confianza y la costumbre del presentismo que han impregnado la cultura empresarial de muchas de nuestras organizaciones, ha tenido mucho peso en el pasado y puede seguir teniéndolo tras esta crisis».
Además, tal como afirma el estudio Deep View, ciertas malas prácticas a la hora de conceder esta modalidad – como, por ejemplo, aprovechar para incrementar la jornada o la disponibilidad de los empleados- han hecho que España sea el único país en el que los trabajadores tienen una opinión negativa sobre el teletrabajo.
Ante la situación que estamos viviendo son muchas las empresas españolas que se han apresurado a ofrecer a sus colaboradores la posibilidad de trabajar desde casa. Entre ellas, Enagás, Inditex, BBVA, Banco Santander, Prosegur, Indra, y un largo etc. Vodafone, incluso, hace unas semanas puso en marcha un exitoso simulacro para comprobar que es posible teletrabajar de forma masiva sin que la calidad del servicio se vea perjudicada.
«Una de las formas de percibir esta crisis que estamos viviendo es verla como una oportunidad para que las organizaciones de nuestro país, y los trabajadores también, experimenten el teletrabajo y se puedan definir nuevas fórmulas, quizá mixtas, de las que nazcan modalidades de trabajo que, bien aplicadas, pueden brindar grandes oportunidades», resume Josep Capell.España, Empreas