Existen ocasiones en las que declinar una oferta puede ser la mejor opción. La cuestión es cómo hacerlo de manera que esa decisión no se vuelva en su contra.
Son muchos los que comparan un contrato laboral con un matrimonio de conveniencia. Sin embargo, no siempre ese interés es mutuo. Existen ocasiones en las que declinar una oferta puede ser la mejor opción. La cuestión es cómo hacerlo de manera que esa decisión no se vuelva en su contra. Así, para la directora de Lee Hecht Harrison, Nekane Rodríguez, âsi uno acepta una oferta que no le gusta, en la que no encaja o que tiene condiciones en las que, de entrada, uno sabe que tendrá problemas para mantenerse a mediano plazo, lo único que está haciendo es una huída hacia adelanteâ.
Asegura que âla única razón que avala una decisión como ésta es la necesidad económica, porque desde una perspectiva profesional, aceptar puede suponer un freno para encontrar un trabajo en el que sí consolidarse y crecerâ. En ese sentido, conviene valorar los pros y los contras:
l. Aceptar o no un empleo supone cubrir necesidades profesionales y económicas. Rodríguez advierte que âuno debe declinar siempre y cuando tenga claro que no es lo que quiere, busca o encaja en su vida, pero se entiende que es la necesidad económica o las cargas familiares las que pueden hacer inclinar la balanzaââ.
2. Antes de considerar inaceptable una oferta, el director del programa de coaching ejecutivo de EOI, Manuel Nuevo, considera clave tener en cuenta dos factores: âEl autoconcepto, como conjunto de ideas esenciales que cada persona tiene…