Si usted es un ejecutivo más bien maduro y no tiene una cuenta de Facebook, Twitter o Linkedin, debería preocuparse. Aunque sepa encender un computador, enviar correos electrónicos y manejar procesador de datos o de textos, usted corre el riesgo de quedar obsoleto, o al menos, de no tener las armas para enfrentar a una generación completa de jóvenes, sedientas de recambio.
Usted podrá decir ti