En Chile, el sueldo mínimo mensual no es de fácil definición en los últimos meses de cada año en el Congreso Nacional; asociado al anhelo de los trabajadores y sus dirigentes de acceder al máximo incremento posible.
Sin embargo, el sueldo mínimo y la realidad económica chilena es simplemente paradojal; pues en un país con un sólido desarrollo y crecimiento, existe una diferencia importante entre quienes ganan más y quienes ganan menos, lo que hace imperiosa la búsqueda de políticas públicas que apunten a disminuir la desigualdad de ingresos y avanzar hacia un país más equitativo e igualitario.
Vale la pena recordar el año 2007. Hasta ese año (durante el Gobierno de Michelle Bachelet), nunca antes en la historia de Chile, el país había tenido tanto capital acumulado. En esa época se instaló una curiosa discusión, apareciendo la propuesta de la Iglesia acerca de un «ingreso ético», dado que muchas empresas, pudiendo pagar más, seguían pagando el sueldo mínimo establecido legalmente.
Sin embargo, la realidad paradojal de la economía chilena no varió mucho ese año, pese a que, nunca antes en la historia de Chile, el país había tenido tal cantidad de capital acumulado; nunca antes, el principal producto de la nación (el cobre), había tenido el precio tan alto; nunca antes, el Estado, los privados y los propios trabajadores habían dispuesto de tantos recursos acumulados. Resulta que finalmente la variación real del ingreso mínimo de ese año, alcanzó al 3,3 por ciento (el más alto de los 4 años de Gobierno de Bachelet).
Sin desconocer que queda mucho por avanzar, precisamente el período en el cual más se ha avanzado en esta materia, ha sido durante el actual Gobierno. Es así que, al analizar diferentes herramientas tales como el sueldo mínimo, pensiones, bonos y el ingreso ético familiar, podemos asegurar que en este período de 3 años, el poder adquisitivo de las familias chilenas ha incrementado más que en cualquiera de los gobiernos de la Concertación.
Sólo con el ánimo de graficar esta realidad, podemos señalar que en los 4 años de Gobierno de Michelle Bachelet, el sueldo mínimo experimentó un incremento real acumulado del 8 por ciento; en tanto que, en el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera se alcanzará al 2013, un incremento real acumulado del 12,3 por ciento.
Hubo sorpresa con el anuncio del Presidente, de reajustar anticipadamente el sueldo mínimo sobre los $ 200.000 (unos US$ 424 aproximadamente) para el segundo semestre de este año. Al aprobarse esta alza en torno a 3,63 por ciento, Chile sería el tercer país en el ranking del nivel del salario mínimo medido en dólares (en términos relativos) en Sudamérica, después de Argentina y Venezuela, países con tasas de inflación infinitamente más altas que la chilena. Con todo, el sueldo mínimo y la realidad económica chilena sigue siendo paradojal. Por ello, se debe seguir trabajando responsablemente para mantener un país con una economía sólida y pujante, a fin de poder avanzar con políticas públicas que apunten a equilibrar los ingresos de los chilenos y hacer un país más igualitario y equitativo. Caso contrario, será muy difícil avanzar en igualdad; como ocurre actualmente con otros países inclusive desarrollados, que por estos tiempos se encuentran sumidos en graves crisis económicas, obligados a impulsar extremas medidas que afectan precisamente el empleo y los ingresos.