Empezó a trabajar a los siete años vendiendo periódicos, limpió parabrisas, fue malabarista y ahora, a los 37, Alfredo Barrueta vende flores en la calle sin haber cotizado ni pagado impuestos, la misma realidad de seis de cada 10 empleados en México que el gobierno quiere regularizar.
Alfredo trabaja de sol a sol en una esquina del acomodado barrio capitalino de Polanco, donde en sencillos cubos instala sus ramos de rosas y los ofrece a los conductores ganando, a veces, los 50 pesos (4 dólares) justos para el transporte y comida del día.
Mensualmente suele reunir âmás arribitaâ del salario mínimo (unos 140 dólares), eso sí, sin estar protegido por seguro médico ni ninguna prestación social…