La demanda de profesionales cualificados en tareas fundamentales para la cuarta revolución industrial —duchos en robótica, internet de las cosas, inteligencia artificial, big data, etcétera—, es decir 4.0, ha aumentado significativamente. En realidad, ha crecido tanto que supera al número de empleados disponibles. Al contrario de lo que sucede en muchos otros sectores, en este terreno no hay paro.
Lo que abundan son los sueldos elevados y las condiciones de trabajo ventajosas: horarios flexibles, incentivos y complementos, vacaciones generosas… La economía global ya estaba empezando a notar esta carencia de talento digital antes de la pandemia del coronavirus. Pero la aceleración tecnológica derivada de esta crisis sin precedentes en la historia reciente ha generado todavía más incertidumbre.
Por este motivo, compañías especializadas como Analytics Insight se dedican a estudiar la evolución laboral en los países con una mayor actividad, como Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña e India. Y las cifras que manejan son alucinantes. Estos técnicos han calculado que en 2023, se requerirá un 25% más de expertos en inteligencia artificial de los que hay actualmente, de modo que prácticamente se llegará a los dos millones de empleados.
En cuanto a la robótica, el salto será de un 14% en este mismo plazo, con lo que casi se alcanzarán los cuatro millones de trabajadores. Los integrantes de plantillas centradas en el big data serán aún más: 4.1650.000, lo que supone un incremento del 12%. Ahora mismo, las áreas más fuertes y prometedoras son la realidad virtual y la realidad aumentada, donde se espera que la demanda de mano de obra se dispare un 63%, lo que equivale a unos 19 millones de personas.
Les van a la zaga los 10 millones en la ciberseguridad —un 25% más que en el presente— y los cinco de la internet de las cosas —un tercio más—. En todos estos casos, los salarios anuales en mercados avanzados como el norteamericano rondan los 100.000 euros. Las retribuciones en Inglaterra son un 25% menores, y en India descienden hasta un 75%. Sea como fuere, considerando el nivel de vida de cada una de estas naciones, se trata de puestos muy bien pagados.
No obstante, los analistas no se muestran demasiado optimistas sobre la evolución en estas posiciones. La brecha entre lo que les hace falta a las organizaciones y lo que puede ofrecer el promedio de los candidatos es enorme. Además, los planes de estudio de las universidades no se han modernizado como deberían. Otro actor que, a su juicio, tendría que jugar un papel más destacado son los gobiernos.