Tras acabarse los dos meses de baja maternal de los que disponía Marta, la firma de abogados para la que trabajaba le propuso laborar un mes más desde su casa. Tenía que apoyar remotamente a una empresa en todo el papeleo que implica la postulación a un concurso del Estado y, aunque al principio pensó que sería difícil hacerlo, pudo manejarlo sin problema y agradeció enormemente la posibilidad de trabajar de esa forma. Entre toma y toma revisaba las bases del concurso, y enviaba múltiples correos con observaciones. “No fue tanta carga. Podía ser productiva y eso me motivaba”, recuerda años después.
Hoy, como teletrabajadora, tras la imposición de un aislamiento social obligatorio en el Perú, su experiencia es muy diferente. Desde que se despierta a las 7 de la mañana la lista de tareas pendientes no tiene fin y asegura que le cuesta mucho más organizarse. La carga de trabajo es mucho mayor y entre correo y correo y revisión de contratos tiene que encargarse de las clases digitales de su hijo, asegurarse de que haga sus tareas, cocinar y limpiar su departamento.
“Termino agotada”, reconoce entre una risa nerviosa.
La modalidad de teletrabajo ha adquirido de forma abrupta una dimensión nunca antes imaginada para los tiempos actuales a nivel global y particularmente en América Latina, una región donde su extensión había sido menor que en otras.
“En países de Europa, Estados Unidos y Asia hay mucha experiencia con el teletrabajo. En América Latina, sin embargo, no ha sido adoptado tan fuertemente, por una serie de barreras”, dice Laura Ripani, especialista principal en la División de Mercados Laborales del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Ripani asegura que el concepto de teletrabajo como tal ha ido variando en los últimos años, pasando de oficina en el hogar, a oficina móvil y a la actual oficina virtual. “Es un concepto mucho más en movimiento y, por eso, surgen también un montón de desventajas del teletrabajo, ya que al tener la oficina conectada a la mano va contigo a todos lados”, dice.
En América Latina la modalidad ha sido empleada especialmente por las compañías de tecnología, que por la naturaleza de su negocio no requieren de tanta presencialidad y por empresas como las de Marta, que querían ofrecer una mayor flexibilidad a sus empleados en determinados casos.
Agustina Bellido, career leader y asociada de Mercer, explica que los beneficios asociados al balance vida-trabajo como el teletrabajo han ido aumentando en prevalencia entre las empresas latinoamericanas por su preocupación de mejorar su oferta de valor. “Hay países donde hay mayor incidencia, como Brasil, México y Argentina, y otros donde todavía estaban en etapa prematura, como Chile y el Perú”, dice Bellido.
De hecho, según el informe “Teletrabajo en América Latina” de 5G Americas, uno de los pocos sobre la modalidad a nivel regional, Brasil era en 2018 el país con más empleados trabajando de forma remota, con 12 millones de trabajadores, seguido de México, con 2,6 millones y Argentina, con 2 millones.
“Muchas empresas estaban moviéndose al teletrabajo, de sectores como call centers, banca y manufactura. No necesariamente por el beneficio para el empleado, sino que se veía un beneficio para las compañías también, por los ahorros que implica en real estate”, dice Juan Pablo Jiménez, vicepresidente para América Latina de Citrix.
La compañía de tecnología ha sido justamente una de las promotoras de esta modalidad en los últimos tiempos, que implementó hace cinco años en Estados Unidos y en América Latina.
“Para nosotros no hay un antes y un después desde el punto de vista de la pandemia porque somos teletrabajadores. Ya todo estaba conectado, aunque en la región todavía había clientes que querían ver al consultor cara a cara. Eso hacía que el trabajo fuera más costoso”, dice Jiménez, quien cree que el teletrabajo es poderosísimo, porque te permite manejar tu tiempo. De hecho, el ejecutivo, antes de la pandemia, solía empezar su jornada laboral en un Starbucks a las 7:15 de la mañana, viendo e-mails y hablando con los gerentes distribuidos a lo largo de la región, rodeado del aroma a café.
“Para Microsoft y varias empresas en el rubro de tecnología el tema del trabajo remoto ha sido una moneda corriente hace varios años”, coincide Marcel Jeanneau, Modern Workplace Specialist en Microsoft, quien ya empezó a trabajar bajo esta modalidad cuando entró en el gigante tecnológico hace ocho años.