Mientras otras naciones en el mundo más desarrolladas que Venezuela, trabajan incesantemente en la búsqueda de fórmulas que permitan revertir la crisis económica mundial y con ella la creación de nuevas fuentes de empleo y crecimiento, en el país se obliga a las áreas productivas a cerrar actividades por el luto nacional tras la muerte del expresidente Hugo Chávez. Marzo del 2013, quedará como uno de los más inútiles en la ya golpeada economía criolla, sin olvidar que las actividades escolares también sufren constantes suspensiones que perjudican lo vital para el futuro: el desarrollo educativo de los niños.
Las comparaciones resultan desagradables en muchos aspectos, pero son necesarias para esquematizar la realidad en este caso en el ámbito económico, España por ejemplo, registra un índice histórico de desempleo que alcanza los más de 5 millones de desocupados, debido a recortes y ajustes que mantienen en angustia al gobierno ibérico frente a una crisis sin precedentes. No es preciso estudiar economía para comprender que una sociedad no productiva está propensa a la depresión, stress, ocio y en consecuencia surgen los problemas sociales contemporáneos, ninguna empresa abre sus puertas con intenciones de cerrar operaciones, al contrario, mientras más crecimiento exista posiblemente mayor inversión en recursos, capital humano y nuevas oportunidades.
El marco jurídico y económico venezolano han convertido al país que cuenta con excelente posición geográfica, clima, población joven capacitada, entre otros recursos, como un territorio inviable para la inversión privada o extranjera, razones que por ejemplo, obligaron a los accionistas de Globovisión a vender el canal puesto que el acoso que resistieron alcanzó el cometido de sacarlos del juego. Devaluación, expropiaciones, inspecciones, son parte de los elementos que han ganado la batalla a una economía que de fuerte solo tiene el nombre, si al difícil contexto le agregamos los días no laborables se destruye lo poco productivo que queda de pie.
El objetivo de convertir al Estado como el principal empleador fue alcanzado, pero la nómina estatal no debería darse el lujo de paralizarse ya que profundiza el daño. Capital, tierra y trabajo constituyen elementos básicos para quienes estudian la economía, si se confisca el capital, reducen el trabajo y no se ocupan de la tierra ni el mejor Giordani del planeta podría consolidar la economía de ninguna nación.
Incentivar la flojera parece ser el nuevo objetivo del socialismo del siglo XXI, porque si existiera concordancia con lo que se pregona en este caso que «el comandante se enfermó por trabajar tanto» el mejor homenaje sería trabajar, por supuesto, no cayendo en el supuesto exceso. A los graves problemas financieros mundiales se incorporan quienes paralizando las jornadas productivas creen que brindan «la mayor suma de felicidad posible» en los próximos meses los daños serán inocultables y ni con un «parte médico» podrán evadirlo.