La gran diferencia entre un emprendedor y un empleado es que este último suele dejar sus iniciativas en el plano de las ideas.
Seguramente ha habido momentos de angustia en tu trabajo en los que te dices: ¡Cuánto me gustaría ser mi propio jefe! Muchos profesionistas que sueñan con un ascenso o con ser jefes algún día, en algún momento se sorprenden pensando en emprender y dedicarse a lo que más les apasiona. ¿Cuántos lo logran? En realidad el 90% lo deja en una hermosa idea. He aquí la diferencia entre empleados y emprendedores.
Para Keith Cameron Smith, empresario, coach y autor de libros como “El espíritu millonario” y “Las diez principales diferencias entre los millonarios y la clase media”, asegura en su nueva publicación “Las 10 diferencias entre empleados y emprendedores” que no hay manera de conseguir lo que uno más quiere, que trabajar en ello.
“Definitivamente no te convertirás en un empresario exitoso si te quejas o si tratas de justificar el por qué no salieron las cosas (…) debes moverte hacia adelante, hacia el futuro que deseas. Culpar, quejarse y tratar de justificarte te mantiene atascado en el pasado”, indica el autor.
Pero, ¿cómo empezar a ser diferentes? La respuesta es sencilla, con diez factores diferenciadores:
No sólo hablamos de tener carrera, especialidad, maestría o doctorado, hablamos de obtener lo que más se valora dentro del mercado: la experiencia. Muchos pensarán que este punto es un poco drástico o radical. Pero no se trata de pasar jornadas 24/7 en el trabajo sin salir a divertirte, simplemente es que para los empleados es más sencillo salir a “la fiesta del amigo” que sentarte a actualizar tus pendientes, inscribirte al curso que tanto te hace falta o comenzar el proyecto personal que siempre has deseado. ¡Piénsalo bien, es el primer paso!
Es definitivo, el fracaso será parte de la vida de cualquier profesionista, pero ese no es el problema, éste radica en la percepción, y cuando hablamos de fracasos, sólo existe una: tomarlo de manera positiva. Para Cameron Smith, el fracaso es sinónimo de retroalimentación, asegura que las lecciones más poderosas pueden conseguirse a través de éste y que las mejores ideas pueden surgir una vez que se toca el suelo. Así que tranquilo si te has tropezado, siempre hay momento para levantarse, mirar a tu alrededor y continuar caminando, recuerda, es cuestión de percepción.
Si el problema que solucionaste el trimestre pasado volvió a surgir, quiere decir que estás haciendo mal las cosas, encontrar soluciones momentáneas es como comprar cosas baratas: no duran mucho y siempre salen más caras. Cuida que la solución sea aplicable para toda ocasión, asegúrate de adelantarte a aquellos problemas que seguro serán un obstáculo y cuida en tener siempre un plan B, esto sí funciona.
“SODA: Simplificación, Organización, Delegación y Automatización. Éstas son cuatro de las muchas cosas sobre las que se debe saber poco para llegar a ser un emprendedor exitoso. El tiempo la energía y el dinero que inviertas en aprenderlas será poca cosa, pues te ayudarán a experimentar más exitosos y menos fracasos”, indica en el autor en su reciente publicación.
¿Alguna vez has escuchado la regla HCH? Halago, Corrección, Halago; podría sonar absurdo, cómo corregir y halagar al mismo tiempo, para Cameron esta regla puede ser la diferencia. No sólo se trata de corregir a quien mal hace las cosas, se trata de encontrar soluciones que puedan implementarse y que la persona comprenda y aprenda; cuando aplicas el HCH no sólo se refuerza el propósito, también se crean canales de confianza y comunicación con los empleados: ganar-ganar.
¿Te suena familiar? Ya sea el compañero de trabajo, la máquina en la que trabajas todos los días, el ambiente, el dolor de cabeza, las malas instrucciones del jefe; cualquiera que se te ocurra, es un pretexto. Debes de comenzar a evitar dar largas y empezar a solucionar tus problemas de raíz, así que deja a un lado el por qué no y comienza a encontrar los motivos del por qué sí.
Puede ser que tengas un puesto importante y que tu salario sea una envidia, pero si llegas al final de año y tu cuenta aún está en ceros, esto no está funcionando. Para el autor existe una diferencia entre hacer dinero y hacer que el dinero crezca. Tres palabras clave: ahorrar, invertir y generar dinero. ¡Piénsalo!
Las relaciones laborales y personales influyen en cada decisión y acto que cometemos día con día. Para Cameron el deslindar la vida personal de lo profesional no es una opción, definitivamente es algo imposible. ¿Por qué la anotación? Porque si te juntas con aquellos que te distraen y no aportan, con aquellos que roban en lugar de dar o con aquellos que juzgan y no hacen, seguramente te convertirás en uno de ellos. Más vale ser selectivo y distinguirte, que ser influenciable y camuflajearte.
Pocos comprenden el poder de la visión, y es por ello que la mayoría son empleados y no emprendedores, indica Cameron. Esta regla es aplicada tanto en la vida profesional como en la personal, si lo que haces lo haces por hacer y no con un propósito que pueda atraer beneficios, es el primer error. “Los empresarios usan la visión para crear una aproximación equilibrada a la productividad. Equilibramos nuestro tiempo planeando el futuro y actuando en el presente”.
¿Cuántas veces no has leído sobre tu círculo de confort? Se trata de salir, explorar, crecer y volver a hacerlo. Pensar en estar cómodo puede ser seguro en el momento, pero dañino para construir un futuro. Es tiempo de arriesgarse y creer en lo que haces, esto no sólo te ayudará a lograrlo, sino que seguro te llevará a mejores lugares.
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