Motivos para faltar al trabajo pueden existir miles. La lógica dicta que lo recomendable, para justificar la inasistencia, es decir la verdad. Sin embargo, a veces la realidad puede resultar demasiado comprometedora. Por ejemplo, nadie (o muy pocos) diría abiertamente a su jefe; «me quedé dormido porque anoche me pasé de copas». Es ahí donde el colaborador comienza a hacer gala de su ingenio …