Las señales de alarma del estrés en el trabajo

septiembre 19 02:00 2012

Aunque parezca paradójico, no podríamos vivir sin estrés. «Es fundamental para adaptarnos. Nos sirve para enfrentarnos a los cambios», asegura el doctor Miguel Casas, psicólogo y director de una consultoría especializada en salud conductual para empresas. Pero se convierte en un problema cuando nos provoca síntomas a largo plazo que repercuten negativamente en nuestra vida.

Un 40% de los trabajadores y más de la mitad de los empresarios confiesan sufrir estrés, según datos del INE. La incertidumbre y la inestibilidad laboral aparejada a la crisis tampoco ayudan a que estos datos se reduzcan. Un 62% de los españoles aseguran que se sienten más estresados que hace un año y «una de cada cuatro bajas laborales está motivada por el estrés», advierte el doctor Antonio Iniesta, presidente de la Asociación Española de Especialistas en Medicina de Trabajo (EEMT).

Sin embargo, por miedo a perder el empleo, las bajas laborales han disminuido y cada vez se dan más casos de estrés crónico. Una situación que perjudica a la productividad de la empresa. Por eso, desde la AEEMT alertan sobre la necesidad de que las empresas diseñen planes de abordaje del estrés. Actualmente, solo el 26% de las compañías europeas cuenta con esta herramienta. «Se trata de entender el estrés y de mejorar las capacidades para afrontarlo, con intervenciones en dos áreas: la persona y la organización», señala el doctor Casas.

En este sentido, ambos expertos, que participan este miércoles en el simposio «Estrés y Entorno Laboral», señalan la importancia del mando intermedio para la gestión del estrés en la empresa. «Es importante una buena organización de los objetivos y el trabajo. Que cada trabajador sepa cuál es su rol e intentar no perder la calma», explica el doctor Iniesta. «Debe transmitir motivación sin estresar a sus subordinados», añade Casas.

Enfermedades asociadas
El estrés, en sí mismo, no es una enfermedad, pero puede desencadenar patologías de tipo psicológico, como depresión o ansiedad; y también hipertensión, infecciones, diabetes tipo 2, migraña, infertilidad e incluso disparar el riesgo de ataque al corazón.

Llevar una dieta equilibrada, dormir suficiente y bien, y hacer ejercicio puede ayudarnos a evitar enfermar por estrés.

En cualquier caso, es importante estar atento a los síntomas para poder abordar el problema antes de que pase a mayores. Las señales de alarma más comunes son la dificultad para conciliar el sueño, los trastornos de tipo muscular o los digestivos. Pero no son los únicos. A continuación, enumeramos otras señales a tener en cuenta:

Mentales: Dificultad para concentrarse, malhumor, nerviosismo y ansiedad, preocupación excesiva, agitación, tensión y sensación de aislamiento o agobio.

Físicos: Agotamiento, dolor de cabeza, tensión muscular, falta de energía, sequedad bucal, diarrea o estreñimiento, náuseas, vértigo y pulso cardíaco rápido.

Conductuales: Comer o dormir en exceso o muy poco, el aislamiento, la dejadez y el consumo de alcohol, tabaco o tranquilizantes.

«Pueden ser síntomas que duren tres o cuatro días si coinciden con una pico puntual de estrés, pero si se prolongan durante más de dos semanas, lo más aconsejable es acudir al médico», advierte el doctor Iniesta.




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