Ahora más que nunca, las empresas en América Latina están visualizando la importancia de estar preparado para la implementación de políticas laborales flexibles como el teletrabajo o trabajo remoto.
Según un estudio, Brasil es el país abanderado con más de 7 millones de personas teletrabajadores, seguido por México y Argentina con 2 millones y Chile con cerca de un millón. Para Ricoh, el número seguirá aumentando al tiempo que las organizaciones de todos los sectores vean las ventajas competitivas de aplicar estos esquemas que permiten trabajar donde y cuando se requiera de forma segura al mismo tiempo que brindan a los colaboradores salario emocional para balancear mejor la vida personal y profesional.
La realidad es que todavía existe cierta reticencia por parte de algunas empresas debido a varios factores como la cultura organizacional, la posible pérdida de seguridad de los datos críticos o la disminución de la productividad. Sin embargo, es momento de visualizar las tecnologías de “Digital Workplaces” como aliados reales para superar cualquier reto. Estos serían cuatro pilares para tomar en cuenta en la habilitación de políticas flexibles:
Con estos cuatro pilares definidos, las organizaciones podrán maximizar los beneficios del teletrabajo o trabajo remoto en términos de productividad, como de conciliación y sostenibilidad. En concreto, el aumento de la conciliación y el empoderamiento de los empleados para autogestionarse en su tiempo de trabajo redunda en un mayor bienestar de ellos, lo que conlleva un aumento del compromiso con la empresa. Por otro lado, al realizar menos viajes, bajan las emisiones de CO2 por empleado y la empresa ahorra en combustible.