Frente a una empleabilidad «objetiva» compuesta por una serie de cualidades de la persona (competencias, actitudes, etc.) y su encaje en un mercado de trabajo determinado, en la literatura científica sobre empleabilidad cada vez se presta más atención a la empleabilidad «subjetiva» âla valoración que la persona hace de su propia empleabilidadâ por la influencia que esta percepción tiene en la capacidad de la persona de capturar las oportunidades de empleo que surgen en su entorno.
Esta empleabilidad subjetiva, conocida por sus siglas en inglés SPE (Self-Perceived Employability), hace referencia a cómo la persona interpreta sus opciones de empleo. En este sentido Rothwell y Arnold (2005) argumentan que esta interpretación determina la capacidad de la persona de navegar y explorar un escenario donde el trabajo es flexible e incierto, ya que es la percepción de la realidad, más que la realidad misma, lo que afecta el comportamiento, los sentimientos y los pensamientos de la persona ante la incertidumbre (McLean Parks, Kidder, y Gallagher, 1998).
Es así como la percepción de ser (o no ser) empleable afecta la forma en que una persona se siente y reacciona respecto a sus oportunidades de carrera. La percepción de ser empleable proporciona a la persona confianza para iniciar un proceso de búsqueda de empleo o abordar un cambio profesional, mientras que alguien que siente que tendrá dificultades para encontrar un nuevo trabajo puede no decidirse a actuar aun cuando esté deseando cambiar de empleo (Vanhercke et al., 2016)…