En tiempos de confinamiento, es una rutina cada vez más habitual el uso del smartphone o de otros dispositivos personales para temas de trabajo. Consultamos el correo del trabajo desde la tablet, respondemos a un mensaje de un cliente o hacemos una videollamada con el smartphone, entramos en la web corporativa en el portátil para comprobar que una tarea ha sido concluida con éxito. El auge de los dispositivos conectados está impulsando que la vida laboral y la vida privada se entrelacen.
El cambio en las costumbres laborales, el salirse del horario y las instalaciones de oficina, no va solo. Los estudios indican que la población empleada demanda un modelo de mayor flexibilidad: es la segunda gran tendencia en temas de trabajo, según los profesionales entrevistados para el informe Global Talent Trends 2019 de LinkedIn. Este estudio situaba en un 31% los miembros de la red social que califican de muy importante la flexibilidad a la hora de considerar cambios laborales.
Sin embargo, la flexibilidad en el espacio también tiene sus contras, aunque pueda parecer que todo son ventajas, pasando desde trabajar en pijama hasta tener la capacidad de manejar el tiempo como mejor convenga. Por eso, se hacen necesarias una serie de recomendaciones para trabajar desde casa y que los efectos negativos no superen a los positivos.
Un reciente informe de Gartner advierte que, para tener éxito en el paso al espacio de trabajo digital, no se puede tratar únicamente desde un punto de vista tecnológico. «Cuando las iniciativas se ejecutan en la forma de series de desarrollos tecnológicos, el compromiso de los empleados y el abordaje del cambio cultural asociado quedan atrás. El éxito en el puesto de trabajo digital es imposible sin eso«, explica Carol Rozwell, vicepresidenta de investigación en la compañía de análisis.
El actual ecosistema tecnológico hace que los trabajadores quieran en su trabajo la misma agilidad y desempeño que tiene en sus dispositivos personales, y se muestran más críticos si la TI empresarial no responde a sus demandas o lo hace de forma lenta y enrevesada.
Es evidente que la pandemia nos obligó, de alguna manera, a replantearnos la forma en que trabajamos, pero a su vez representa una oportunidad de hacerle frente a la transformación digital y a generar nuevas estrategias que se adapten a las necesidades de los empleados.