La Cuarta Revolución Industrial, la automatización del empleo, la digitalización, así como todo aquello que se nos viene a la mente pone a la sociedad con los pelos de punta. La incertidumbre que genera un futuro completamente digital y robotizado nos lleva a pensar en qué será lo que le ocurrirá a la humanidad cuando los robots controlen el planeta.
El estudio de Economipedia señala qué ocurrirá con las personas, qué haremos cuando nuestros puestos de trabajo estén ocupados por la inteligencia artificial y el cuestionamiento acerca de si nuestro trabajo es realizable, o suprimible, por un robot, son algunas de las preguntas que, ante el avance tecnológico, se nos viene a la mente.
Titulares, como el que escribíamos sobre la automatización del empleo en 2030 y sobre si una quinta parte de la sociedad trabajadora será sustituida en un futuro por robots asusta a cualquier empleado que, en estos momentos, se encuentre en activo.
Parece que, ante tanto desarrollo tecnológico, el ser humano está perdiendo cada vez más valor en la sociedad. Algunos se preguntan qué será lo que ocurrirá con tanto ser humano si las empresas apuestan fuertemente por la digitalización y la robotización. El miedo a que no se les valore y puedan perder el empleo les recorre su subconsciente.
La posibilidad de que nuestro trabajo pueda ser realizado por un robot nos hace creernos inservibles. La posibilidad de perder nuestro empleo, de que un algoritmo acabe con nuestra rutina laboral, en algunos casos, provoca hasta el propio rechazo del ser humano, que ante la posibilidad de que el activo humano desaparezca de la empresa privada, se postula como fiel detractor de los avances en materia tecnológica. La tecnofobia vuelve al debate público, en un escenario en el que la tecnología avanza a pasos agigantados. Sin embargo, en este punto, se nos vuelven a olvidar cosas tan simples como que la tecnología, así como su avance, solo puede ser impulsado por el ser humano.
La automatización, o el fenómeno en el que las maquinas y la robótica industrial asumen los procesos de trabajo en determinadas empresas, está generando un debate público en todos los principales foros del mundo. El propio Foro Económico Mundial abría un debate en la reunión de Davos para hablar sobre este tema. Un tema que el propio fundador del Foro Económico, Klaus Schwab, conoce de primera mano; el cual expone en su libro denominado “La Cuarta Revolución Industrial”. Un tema candente, complicado y, en algunos casos, terrorífico.
La posibilidad de que mañana puedas ser sustituido por una máquina es algo que aterra; y ya no solo por la posibilidad de ser despedido, sino porque uno se pregunta cual será la tarea del hombre en un mundo operado por máquinas. Sin embargo, los estudios realizados hasta ahora desmontan por completo este tipo de afirmaciones.
Para hacernos una idea, primero debemos saber que ni todos los trabajos son calificables como para ser sustituidos por robots, ni todos los trabajos que pretenden automatizarse van a hacerlo de forma efectiva en los próximos años.
De acuerdo con la OCDE, para empezar, tan solo el 14% del empleo en el mundo corre el riesgo de ser automatizable en los próximos años. Además, otro 32% de ese empleo podría ser susceptible a cambios en el modelo de negocio con la automatización, integrando aspectos robotizados en los hábitos del mismo.
Es decir, un 46% de la mitad del empleo en el planeta. Además, dicho organismo califica esta situación de forma muy optimista, ya que, como se ha dicho en numerosas ocasiones, la automatización trae consigo la creación de nuevos puestos de empleo que, hasta ahora, desconocíamos.
Al igual que ocurrió en su día, el nacimiento del vehículo a motor provocó una avalancha para los empleados de carruajes, las fábricas, los chófer, así como todo aquello relacionado con el sector de los carruajes. Desde los carpinteros que los fabricaban hasta los criaderos de caballos.
Todos se mostraban asustados por el nacimiento de un vehículo a motor que cumplía la misma función que sus carruajes y que, como competencia, hacía peligrar su sector. Sin embargo, si lo observamos a día de hoy, podemos ver cómo ese avance que dimos, ha generado más puestos de empleo en el mundo que muchos otros sectores.
Es más, Europa, gracias al sector de la automoción, ha logrado crear potencias económicas como Alemania, la cual exporta un sinfín de vehículos a todo el mundo, posicionándole como la primera potencia económica de la Unión Europea.
Lo mismo que ocurre con la automatización del empleo, pues, al igual que ocurrió con el sector de los carruajes y el nacimiento del vehículo a motor, ocurre con la automatización, la inteligencia artificial y la robotización. Nacen nuevos empleos, al igual que en el siglo XIV, cuando nació el vehículo. Nuevos empleos para cubrir las nuevas necesidades.
Y es que, aunque parezca algo insignificante, la clave está en las necesidades. Con el surgimiento de nuevos métodos y nuevas formas de hacer las cosas, también van surgiendo nuevas necesidades. Recordemos los principios económicos, así como la ley de escasez; un principio en el que se afirma la ilimitada cuantía de necesidades del ser humano. Bien, esas necesidades se van transformando con el paso del tiempo y, aunque no lo creamos, el ser humano, en 50 años, tendrá nuevas necesidades de las que, ahora, carece. Nuevas necesidades que no solo darán origen a nuevos bienes, sino que también darán origen a nuevos servicios.
El ser humano es mucho menos prescindible de lo que creemos. En estos momentos, aunque no nos fijemos, la inteligencia artificial, la robótica, la tecnología en sí, está desarrollada, fabricada, entrenada, así como diseñada, por personas. Sin las personas, el desarrollo de estos avances tecnológicos no podrían darse.
Ahora bien, como con todo, este tipo de actividades, más desarrolladas, específicas y profesionalizadas, no son las actividades corrientes que estamos acostumbrados a ver. Pero para hacernos una idea simple, y volviendo al ejemplo de la automoción, con el surgimiento de los motores, también surgieron los mecánicos, los fabricantes de ruedas, de motores, de chips, así como de los componentes que integra un vehículo.
Una gran cantidad de puestos de empleo que, con el caballo y los carruajes, no existían. Aunque conllevó una mayor especialización, así como una mayor cualificación, el surgimiento de lo que, a priori, era una amenaza, con el paso del tiempo ha acabado generando riqueza, empleos y un muy amplio conocimiento; así como negocios alternativos que, a priori, eran impensables de realizar con un carruaje.
También deportes, donde contamos con grandísimos deportistas que, de una forma u otra, se encuentran relacionados con el motor y, a su vez, generan riqueza y empleo indirecto. Por ello, reitero, el nacimiento de una amenaza, bien aprovechado, podría ser una oportunidad.
Y es que, vayamos al sector que vayamos, siempre ocurre lo mismo. Ni las máquinas han acabado con los médicos, ni los robots han acabado con los mecánicos, ni los programas ERP de gestión han acabado con los economistas. La automatización puede acabar con aquellos empleos que, hasta ahora, no tenían un alto valor añadido.
Sin embargo, en aquellos empleos con alto valor añadido, la automatización no es más que una ayuda a las tareas; una ayuda que nace con el fin de facilitar la práctica laboral al ser humano y acabar con esos aspectos más lesivos del día a día, aquellos aspectos que tenían un mayor desgaste físico y que pueden realizarse a través de una máquina.
El desarrollo tecnológico es una amenaza para el empleo precario, físicamente hablando. Sin embargo, si hablamos de un empleo de mayor valor añadido, la automatización es un negocio nuevo en el que todo está por descubrir. Informáticos, desarrolladores, ingenieros, diseñadores industriales, son empleos que hasta el nacimiento de la informática no terminaron de desarrollarse. Empleos que, con el desarrollo, han ido adquiriendo cada vez más funciones, hasta que la especialización les ha llevado a originar nuevos puestos de empleo que, hasta ahora, eran impensables. Todo depende de la óptica de la que se mire, pero lo que ahora puede parecer una amenaza, puede acabar siendo una oportunidad; por ello, súmate al cambio y busca tu hueco en el.