¿Merece la pena ser eficiente en el trabajo?

¿Merece la pena ser eficiente en el trabajo?
octubre 22 02:00 2012

Siempre están dispuestos y su eficiencia es la adrenalina que mueve los equipos de trabajo. Sin embargo, si los jefes recurren en exceso al buen hacer de estos empleados de oro y son incapaces de reconocer su esfuerzo, los eficientes corren peligro de extinción. Un lujo que ninguna organización se puede permitir.

Si tiene la fortuna de contar con un eficiente en sus filas, lo mejor es que le mime y procure ganarse su confianza. De lo contrario, el día que menos se lo espere saldrá por la puerta de la oficina para no volver jamás. Yolanda Gutiérrez, socia de Mercer, reconoce que es humano que «los jefes acudan a aquellos que asumen todos los retos sin protestar, pero para mantener esta actitud en el tiempo es conveniente gestionar adecuadamente ese potencial. Si no se hace así, la eficacia de estos profesionales se transforma en desmotivación: tienen mayor volumen de trabajo con una recompensa nula».

Lamentablemente la situación actual no ayuda mucho a reconocer el esfuerzo de los eficientes. ¿Merece la pena? La respuesta es afirmativa, pero tienen que ser los jefes los que hagan saber al empleado que hacer las cosas en tiempo y forma supone un plus, tanto para su desarrollo como para la empresa.

«Ahora más que nunca hay que hacer un esfuerzo, porque no hay reconocimiento ni aumento de sueldo. Las personas que tienen un equipo a su cargo tienen que diferenciar a aquellos que aportan de los que no», añade Gutiérrez. Si esto no se produce, los mejores profesionales disminuirán su rendimiento, resignados porque no merece la pena; por su parte, los menos productivos se mantendrán en sus trece, pues como ellos pensaban, un esfuerzo extra no sirve de nada.

La gestión
Josep Ginesta, director de la oficina de trabajo de la UOC, explica que la gestión de los más competentes depende en buena parte de un reparto equitativo de funciones en el equipo: “El jefe debe ser consciente de la carga de trabajo que tiene cada uno de los miembros de su equipo”. Pero, además de esta organización, considera fundamental hacer un seguimiento semanal: «Los responsables deben dejar constancia pública de lo que está bien hecho y lo que no lo está tanto. De esta manera se promueve un liderazgo interno que anima a los menos eficientes a hacer mejor su tarea con el objetivo de empatar con los destacados, que ya se han ganado la alabanza del jefe».




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