La repentina llegada del teletrabajo, situación que probablemente se planificaba de forma gradual y sobre todo en otras condiciones, nos tomó sin ningún tipo de preparación. Y aunque a algunos les parecía míticamente encantador, es evidente que estábamos muy lejos de conocer la realidad que implica.
Redacción Empleo Futuro.-
Lo más común es que nos sentemos a trabajar en cualquier silla de la cocina, el sofá o incluso la cama, lo que derivará en dolores de cabeza, cuello, espalda y entumecimiento de piernas, brazos, manos y hasta dedos. La falta de un escritorio adecuado también contribuye con esos males.
La sola presencia del coronavirus y su fatal impacto en todo el mundo ha traído consigo oleadas de estrés, ansiedad y depresión. El miedo al contagio o a la muerte, suya o de los seres queridos y la pérdida del empleo hacen parte de las cifras.
Y quienes han quedado con teletrabajo, con un atisbo de felicidad por esa suerte, no se salvan de los mismos miedos, no vaya a ser que la empresa donde laboran de pronto decida cerrar. Es casi una felicidad mínima y momentánea que más bien produce ansiedad.