Desde que Alejandro comenzó su vida laboral, siempre tuvo problemas para conservar su empleo, no duraba más de un año en ninguno y no por falta de compromiso, sino que sufría discriminación, reproche y acoso, solo por vestir como el hombre que realmente es, pero que estaba atrapado en un cuerpo de mujer. Un problema de género
“La discriminación comenzaba con la vestimenta. No estaba a gusto con la ropa femenina, sentía que me quemaba que no era yo y no podía vestir totalmente masculino porque empezaban a molestar o preguntar ‘por que no te vistes más femenino’, ‘¿tienes novio?’, etc. Aguantaba por el dinero pero cuando los jefes empezaran a pedirme que vistiera más femenina y cosas así, era lo que me hacía sentir mal”, relató en entrevista con El Economista, Alejandro González, embajador de diversidad e inclusión en AT&T.
Estas situaciones obligaban a Alejandro a renunciar y trabajar por su cuenta vendiendo diferentes cosas, hasta que encontró un trabajo donde desde el primer día supo que ya no se tendría que preocuparse de la discriminación y en la que ha trabajado por los últimos seis años y por primera vez conoció lo que era tener prestaciones como aguinaldo, seguridad social, bonos entre otros.
Alejandro ingresó a AT&T donde conoció todos los programas de inclusión y diversidad que tienen, pláticas, talleres, filosofía, lo que lo motivó a tomar la decisión más importante de su vida: comenzar su transición completa a hombre.
Así, desde hace cuatro años, comenzó con sus procesos médicos, psicológicos y quirúrgicos como la masectomía, tratamientos hormonales, lo que ha significado una alegría porque realmente puede ser quién es y sin sentir agresiones en su entorno.
“La verdad tenía miedo, lo único que esperaba era mantener mi trabajo con mi nuevo nombre, pero encontré más que eso”.
Actualmente, millones de empresas tienen entre sus políticas de inclusión y diversidad la contratación de talento de la comunidad LGBTIQ+, políticas de cero tolerancia y concientización, principalmente; sin embargo, si la empresa se involucra mucho más los beneficios pueden ser muy grandes.
Como Alejandro consideró, un día laboral comienza desde que la persona se levanta para ir al trabajo, el humor que tiene y las ganas de asistir, si esto no es positivo, definitivamente el trabajo no es apreciado.
En su caso, antes se levantaba sin ganas, sufriendo y con la obligación de ir por el dinero, lo que daña la salud tanto física como emocional. En cambio, ahora va motivado, feliz, porque su empresa lo acepta.
“Cuando decidí hacer mi transición, se lo conté a mi jefes y después un comité me llamó, era la gerencia de diversidad e inclusión que me preguntaron que podían hacer para ayudarme, qué necesitaba una persona trans y me sentí tan a gusto que dije que dije que necesitaba un baño sin una imagen de género. La gerencia también planteó la sensibilización de las personas trans”.
Relató que anteriormente los baños en donde trabajaba eran los usuales de hombre y mujer; sin embargo, no podía usarlos lo que le provocó problemas en la vías urinarias, además que no comía ni tomaba agua.
De igual manera, recibió ayuda para hacerse las operaciones necesarias, asesoramiento y permiso de trabajo para la recuperación, completamente pagados. Algunos días los puede tomar sin goce de sueldo, pero esto forma parte de la políticas generales de la empresa.
En este sentido, Alejandro considera vital que las empresas se acerquen más a los empleados con pequeñas acciones, dejándoles saber que los apoyan, creando las políticas adecuadas de cero discriminación, teniendo empatía y reconociendo a la persona desde el primer instante como lo que es. En su caso Alejandro González.
Actualmente trabaja en el área de retenciones del callcenter de la compañía telefónica y estado entre los mejores vendedores, lo que seguiría impulsando y preparándose para seguir creciendo, porque sabe que mas allá del apoyo que pueda recibir, su éxito depende de lo bien que se prepare y la dedicación a su trabajo.