No siempre tenemos al jefe que nos gustaría ni somos liderados con el estilo comunicacional que más nos acomoda. Finalmente, pareciera ser que no elegimos a nuestra jefatura, sin embargo, ¿podemos retroalimentarla para que las cosas mejoren?, aunque probablemente se nos pueda apretar el estómago al plantearle a nuestro superior aquello que no nos gusta, también es una oportunidad de mejora…