A medida que la pandemia de COVID-19 continúa extendiéndose, la población mundial se enfrenta a una disrupción social y económica, que van desde el aumento de la enfermedad y la mortalidad, que ejerce presión en las cadenas de suministro y la capacidad de obtener productos de necesidad básica, hasta las medidas de mitigación de la pandemia que protegen la salud pública.
Millones de empleados y empleadores se están adaptando a circunstancias que no se han visto en más de un siglo. Así, para muchos de nosotros, la «nueva normalidad» es trabajar desde casa, lo que puede causar estrés adicional al tratar al mismo tiempo con nuestro trabajo, cónyuges, hijos, padres y mascotas, sin mencionar la ansiedad con respecto a la infección por el mismo coronavirus.
A medida que tratamos de mantener seguras a nuestras familias y a nosotros mismos, lidiamos con el estrés del aislamiento físico y la falta de rutinas, lo que podría llevarnos a declinar a los sentimientos de aislamiento, ansiedad y soledad. Para aquellos con ansiedad, depresión u otros problemas de salud mental, hacer frente a este estrés puede agravar las condiciones subyacentes.
El manejo de nuestros problemas de salud mental, por una variedad de razones, a menudo puede incluir vergüenza o estigma, y continúa siendo secundaria para priorizar el fomento del bienestar físico.
En una encuesta de Axios-Ipsos que acaba de entrevistar a 1.000 personas, el 43% de los encuestados dice que su bienestar emocional ha empeorado la semana pasada a medida que más personas lidian con el aislamiento.
Cuando se trata del trabajo, muchas empresas están priorizando una cultura y lugar de trabajo inclusivo ya que la salud mental es un aspecto a menudo ignorado de la inclusión. Un informe reciente del IBM Institute for Business Value, «Cómo la tecnología y los datos pueden mejorar el acceso a los recursos de salud mental«, menciona el entorno de trabajo como uno de los factores más importantes que pueden afectar la salud mental de un empleado, y sobre el que los empleadores pueden influir, y describe el papel que puede desempeñar la tecnología al brindar atención en tiempo real las 24 horas, los 7 días de la semana.
Las empresas que establecen programas para abordar el bienestar de la fuerza laboral y los problemas de salud mental pueden ayudar a mitigar muchos de los factores psicosociales negativos que de ningún modo benefician a las personas y los equipos.
Hay tres áreas de enfoque de nuestra salud mental que creo que los empleadores y la fuerza laboral deberían priorizar en este momento:
1. Resiliencia – poder recuperarse de un evento traumático y adaptarse a la adversidad. La resiliencia puede aplicarse tanto a las organizaciones como a las personas, y no es un rasgo de personalidad inherente, sino una habilidad que se puede aprender, fortalecer y practicar. Las empresas pueden fomentar la resiliencia a través de la cultura y políticas internas.
Para los gerentes, esto significa comprender si un empleado tiene que educar a sus hijos en casa durante algunas horas, o si el empleado solo necesita tomar un descanso e ir a caminar o meditar.
2. Miedo – entender que el miedo es una señal evolutiva que capta nuestra atención cuando sentimos peligro. Si bien nuestra respuesta animal inicial es pelear o huir, nuestro cerebro humano cognitivo forma un plan. Una vez que evaluamos ese riesgo, hacemos un plan y lo ponemos en marcha, el miedo ya no es útil para nosotros -vivir en un estado persistente de miedo causa estrés fisiológico que puede ser disfuncional y dañino a largo plazo.
Las empresas pueden proporcionar herramientas y recursos para ayudar a desarrollar un plan de acción claro para nuestra fuerza laboral, nosotros mismos, nuestras familias y nuestras comunidades- lo que a su vez nos ayuda a poner ese miedo en perspectiva, enfocarnos en la acción y encontrar un nuevo sentido de equilibrio. Los empleadores pueden ofrecer programas de apoyo confidenciales que brindan a los empleados asesoramiento en línea o por teléfono; los estudios muestran que estos enfoques virtuales son tan efectivos como los tratamientos cara a cara.
3. Autocuidado – una combinación de lo que debemos hacer para proteger nuestra salud mental y física. Adoptar políticas a nivel del empleador que ofrezcan recursos para el autocuidado – aplicaciones mindfulness, acceso a profesionales de la salud mental, cursos en línea, videos de ejercicios, etc. – ayudan a los empleados a equilibrar sus vidas personales y profesionales y mantenerse comprometidos.
A medida que todos enfrentamos colectivamente la pandemia, estamos naturalmente enfocados en nuestras familias, comunidades y medios de vida. Mientras vivimos un evento traumático que cambiará para siempre nuestras vidas, no hay razón para que no podamos salir de esto mejor, más fuertes y preparados para nutrir la salud mental de nuestra fuerza laboral.
*Gerente General de IBM Global Business Services para Latinoamérica