La reducción de la jornada laboral para facilitar la vida familiar llama a golpes a la puerta de los distintos países europeos. En España, las interminables jornadas de más de ocho horas, la dificultad de implantar el teletrabajo y el gusto por el presencialismo en las compañías empiezan a oler rancio y los trabajadores miran cada vez más al norte para comparar su sistema laboral con el de los …